lunes, 14 de septiembre de 2015

Díalogo II

¿Cómo no seguir esperando Soledad, tan callada
que me enredas el alma y a su amor sigo aliada?
¿Dónde dejo mi sombra que se pierde en su noche
y las lágrimas tímidas que en su lluvia se esconden?
¿Dónde dejo el cariño perdido sin reproches
y la callada urgencia que se contiene a golpes?
¿Dónde dejo el dolor de estas crudas pisadas
que me alejan de él y hasta suelo amarlas?
Porque aún me atrevo a amar la pequeñez de los días
presintiendo que al fin se le muere la vida
al amor verdadero que creí que él sentía.
Y es el fuego que roza mis profundas heridas
y me arrastra en tinieblas aceptando la huida...
Tú me quitas el miedo Soledad, tú me quitas
la maldita certeza que a mi alma empecina.
Tú también te me callas y te quedas inmóvil,
por caminos que invaden y otra vez no respondes.
Soledad, pero dime... no me hagas que implore
ya me ves que estoy sola, y otra vez no respondes...
¿Dónde dejo mi última flor?
Quiero despojarme toda, ya no tengo sosiego,
ya no tengo consuelo para calmar al amor...
Mi locura es el grito que jamás escuchaste
le haces caso a los fríos, testimonios que pesan...
No me lleves de vuelta al desierto sin precio,
comprende que he sufrido, abandono, desprecio...
que me han engañado los terribles deseos
de creer que de pronto descubrí que mis sueños
los podía hacer vida y llevar hasta el cielo.
No me pidas que calle al amor que no ha muerto,
tú comprendes que triste se me muestra el silencio,
es agonía fría que se instala en mis huesos
y caigo en los abismos y olvido que estoy viva,
y olvido las razones y me vuelvo cautiva
de tantas sensaciones, de tantas despedidas..
La diferencia es una y es..."que estoy amando"
aunque vuelvo a ser tuya y tu sigues siendo mía.
Soledad de mi vida... ¡QUE NO MUERA ESTE AMOR!

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