lunes, 4 de enero de 2016

CAMINO A LOS ENTIERROS

No sé... si ha muerto mi niña
o camina sin regreso a los entierros
sus ojos solo hablan de cansancios,
su voz solo descansa en el silencio.
El arte de mirarse y detenerse
en sus desnudos pies, sangrados secos
la llevan con cuidado a los valles
aunque el mar no deja de guardarle un sueño.
Su rostro, su vestido y el camino
cambiaron sin saber, su triste aspecto
y el corazón que grita hoy muy fuerte
le dice que el amor aun no ha muerto.
Aunque el camino asuste por lo oscuro
de todos los vacíos y conciertos,
y por su fiebre crea que se fueron
esos fantasmas tristes de lo incierto...
Sus manos aun guardan los secretos
al ver como el amor se purifica,
es cierto que dolor implica
confiarlas, ocultando el miedo.
Y a veces cuando llegan las espinas
hundiéndose en ellas muy adentro
parece que sus manos aun sintiendo
no pudieras volver a ser las mismas.
Las mismas que se abren aun heridas
cuando resuena el eco del reencuentro
y vuelven a confiarse a la vida
para gritarle al amor que no se ha muerto.
Que pudieron sin querer negarle,
que llenaron a mi niña de tormentos,
pero el cielo que de noches la ha envuelto
ha querido, un amanecer brindarle.
Renacida con verdades que brillaban
en la aurora de sus propias realidades
le han devuelto poco a poco esos sueños
que han nacido en lo triste de sus tardes.
Todavía necesita contemplarle
al sol tibio que disipara los miedos
las angustias que de a poco entorpecieron
a sus ojos que creyeron aún cegados.
Y en la pura soledad de los entierros,
la nostalgia se ha vestido de dulzura
y la paz deja a mi niña sin censura
para hablar de su verdad al mismo cielo...
Levantada de sus propias tempestades
el milagro la despierta de lo incierto...
y aunque es crudo el frío de este invierno
su amor ha de ser, todo sustento...
Para comenzar de nuevo con sus flores,
para contemplar lo bello de lo nuevo
y abrazar a la esperanza que creía
que se iba con sus madres sin regreso;
A vivir en los entierros que nacían
y dejaban a su amor como a un huérfano
desterrado de caricias y alegrías
pisoteando ya lo digno que se ha vuelto...
Quizás tenga que mirar atrás un día
pero todo sanará, porque ya es tiempo
de volver a abrir sus manos a la vida
y creer en el amor que es verdadero.
.


Lorena Fernandez_ Reflexiones 2011.



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