Camino cansada sobre estas ruinas
mirando penosa las dudas que habitan
sobre los recuerdos, sobre éste presente
que me deja inerte y a su vez me agita.
Me siento y observo las frías pisadas
los muros, los besos, las mudas palabras
calcina mi frente el sol que tropieza
con esa franqueza que tuve al hablarte
Respiro el aroma y sueño al hallarte
pero se me vuela tu presencia ésta;
y corre mi alma para así alcanzarte
y al tocarte, todo se me vuelve ausencia.
Y son tus desvíos y aquellas tus voces
que en este silencio entran sin permiso
y todo se vuelve un inmenso grito
que lejos me alcanza sin tener razones.
Y las ruinas frías cuestionando amores
el aire se espesa, mi amor agoniza
¿Cómo socorrerte si soy tan pequeña
tan frágil y débil frente a tu osadía?
Y soy esa niña que llora en los valles,
y soy esa madre que espera paciente,
la novia que reza frente a los altares
la mujer que te ama y no quieres verle.
Se mueren las flores, solo me acarician
pétalos marchitos, sombras y cenizas,
el viento me envuelve en el remolino
que arrastra la tarde y vuelvo a perderte.
Lorena Fernandez
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